Thursday, April 12, 2007

CIEN AÑOS DE SOLEDAD

EL MITO.

Debo confesar que de pronto, mi comentario pasado sobre García Márquez causó cierto malestar, especialmente en algunos amigos costeños. Pero me preocupó más pensar que ese comentario haya creado confusión respecto a su obra. Leyendo en un Blog de una amiga, alguien decía que “no sabía si comprar o no, el libro conmemorativo de Cien Años de Soledad”. En lo que a mi respecta, al tenerlo en mis manos no pude impedirme de comprarlo y por supuesto leerlo una vez más. Es la segunda vez que lo leo. Pero eso si recomiendo comprarlo. Más aún leerlo “de una” haciendo caso omiso de cualquier comentario, inclusive este mío. Hay que gozarlo y dejarse llevar por él sin mayores preámbulos. Cuando lo esté leyendo y se confunda en situaciones y personajes, no se deje enredar, siga porque el relato lo sacará de problemas.

Trataré de resumir mis puntos de vista, ya que al releerlo, tomé notas que dan como para un libro, pero que estando atareado en otras cosas, y para no cansar, los resumiré en unos puntos centrales, dejando que quizás otros y otras retomen esas ideas sencillas y le den mas espesura y profundidad.

Para no hacer un texto largo lo dividiré en entregas que iré colgando en la medida que el pan este fresco, para que los degusten -ojalá haya quedado de buen sabor- y me acompañen en este periplo. Trataré los siguientes temas:

1. ¿Por qué Cien años de soleada es un mito?
2.Tiempo y espacio Cien años de Soledad.
3. Psicoanális y antropología en el Drama Macondiano: el mito fundacional.

¿POR QUÉ CIEN AÑOS DE SOLEDAD ES UN MITO?

Al releerlo, me doy cuenta por qué Cien años es un Mito y cumple con todos los cánones, al menos como los entiende la Antropología y la misma mitología.

Hay dos cosas que distinguen un mito. De una parte su carácter de totalidad, es decir que obedecen a una Cosmovisión. Es un mundo total y por consiguiente cerrado entre un principio y un fin. En este caso la idea de totalidad se realiza en “Macondo”. Todo sucede en este pueblo, que no es Aracataca. Lo “externo” a este pueblo idealizado, es un dato ya que los que salen regresan allí y cuentan sus experiencias “afuera”. Además esa totalidad tiene un Centro. Es el Eje alrededor del cual, todo gira y es justamente, La Casa de los Buendía. Mas adelante veremos qué más representa esa casa y cómo se estructura

Como decía Gabo en una entrevista, él quería “contar todo, absolutamente todo”. Y esa premisa es cumplida a cabalidad. La historia de Macondo es relatada con una virtuosidad implacable donde todo esta ubicado, señalado y nombrado. Además de la utilización magistral del lenguaje con que construye toda esta bella y trágica arquitectura.

La segunda cosa que tiene el mito es que ese todo está con-formado con personajes y objetos, que se interrelacionan de diversas formas y maneras como espejos que se contraponen y se duplican, ora para repetirse, ora para desdoblarse. En este sentido hablando de Macondo, Gabo, al final de la obra, la califica como: “la ciudad de los espejos (o espejismos)”.

Reduciendo la historia un poco, podemos decir que hay una serie de “Modelos” (otros como Eliade y Jung hablan de “Arquetipos”) tanto de Hombres como Mujeres. Un Modelo ( ver el concepto de Modelo en Lévi-Strausss: “El Pensamiento Salvaje”) es la re-presentación -de algo real, con lo que se relaciona, y por eso se vuelve un símbolo y/o un signo. Podemos de decir que en la historia hay un solo José Arcadio, que se va trans-formando en otros José Arcadios. Pero eso, los José Arcadios, igualmente se refractan en su Otro, que son los Aurelianos, de donde también hay un original: el Coronel. Por el lado de las mujeres encontramos las oposiciones entre las Úrsula y las Amarantas, con modelos intermedios como las Remedios. En ese sentido el relato al ir desarrollándose, desenvolviéndose, como dirían los portugueses van ubicado todos eso personajes en un juego de interrelaciones donde “todos” los elementos del mundo macondiano- personajes y cosas-, debe estar en su sitio e interrelacionándose. De acuerdo al sitio que ocupan, con-forman los espacios del relato, dotándose de sentido y valor. Como en toda hierofanía, sistema de dioses, hay una cúspide en la cuales están los dos patriarcas que gobiernan toda la estructura y ellos son José Arcadio y Ursula Iguarán, iniciadores de la zaga y que como tales se enfrentan a problemas fundamentales de la creación, para abrir la Cosmología en tanto que Padres o Patriarcas.

El relato es tal que uno siente que el Mito se le impuso al autor - el sistema mágico - y salió a través de él, como si tuviera una existencia propia, que solo necesitó el con-juro de García Márquez para ir saliendo en forma fluida, continua y casi sin respirar. Y esto no es una perogrullada. Una vez le pregunté a Claude Lévi- Strausss, cómo hacia para recrear los mitos que él estudiaba y me respondió de una manera que posteriormente repitió a la misma pregunta en una entrevista Yo no creo los mitos, los mitos me crean a mi. Ellos me utilizan y una vez que están en los libros ellos cobran vida propia y se vuelven independientes de mí”. Es decir los mitos no solo tiene vida propia, sino que anteceden a sus creadores o sus “parteros”. Platón no hizo más que tomar estas ideas del animismo y creó su teoría metafísica del conocimiento como parto y de las re-membranzas como método de conocer.

Igualmente, García Márquez decía que, Cien años de soledad no era su libro mas importante, porque era un mito y a renglón seguido ponía como referencia a El amor en los tiempos del cólera” como uno de sus mejores libros, “porque allí estaba lo que somos en concreto como seres de carne y hueso”.

Los mitos son objetivos, de alguna manera sobrepasan a sus creadores, y por eso se les pueden estudiar. No tanto hacer una estudio literario sino dar elementos de tipo antropo-psicoanalítico y semiótico sobre la obra.

Mito y Fantasía.

En principio el mito es un relato ágrafo, es decir que no está escrito y vive por la tradición oral. Lo que en la costa caribe llaman “Radio Bemba”, o sea lo que vive de “boca en boca” y se reproduce en la Imaginación de los receptores. La naturaleza del mito es por esencia imaginaria, fantástica, ora que la entendamos como el Fantasma del Inconsciente, o como los sueños que tenemos, y vivimos “como si tuvieran vida propia independiente de quien lo sueña”. Es una Ilusión tan fuerte que podemos llegar a creer que es mas real que nuestra propia vida.

Lo propio del Mito es que siendo un fenómeno irreal, nos hace creer que no lo es, con una fuerza que nos impresiona y nos estremece como cuando un sueño se vuelve pesadilla y nos levanta de la cama, empapados en sudor y atrapados en la angustia de lo soñado. O como cuando estando en un paraje desolado de la naturaleza al filo de la noche, escuchamos un relato como el de la Patasola, El Mohan, La Sombrerona, quedamos tan alterados que la caída de una hoja, el silbido del viento, el movimiento de los árboles, nos hace ver o escuchar esos “seres” y quedamos como atrapados en una realidad diferente.

Así sea ilusa, es decir una ilusión, fantasiosa o inconsciente, ella “vive” en nosotros y altera por momentos o para siempre nuestros sentidos, golpea nuestra psiquis psicosis-neurosis y nos maravilla o nos espanta según el caso.

Pero quizás lo más importante de los mitos no es solamente su belleza arquitectónica que recrea unas formas de sentir, sino a la vez de pensar. Los mitos guardan formas de conocimiento antiquísimas y resuelven a nivel de lo imaginario y la fantasía una serie de problemas que desde siempre han cuestionado y aún angustiado al hombre.

Cien Años como Mito.

Muchos literatos tomaron la senda equivocada con el libro, ubicándolo como simple literatura y no ver su carácter Mágico que lo trasciende. Una cosa es escribir una novela cualquiera en cualquier estilo y otra cosa es hacer de un mito una novela. Porque el mito aún siendo novelado demanda una serie de normas y cánones que la mejor intención o el esfuerzo más hercúleo, no puede obtener por sí solos. Por eso muchos novelistas sin darse cuenta de ello se lanzaron a imitar a García Márquez, escribiendo relatos e historias sin poder darles la forma del mito y creyendo que emitiendo frases ampulosas a manera de sentencias o retorciendo el lenguaje podrían imitar a Cien años. Más aún ni el mismo García Márquez podría hacer otra novela parecida y nadie mejor que él lo sabe. Por eso Cien años no es para él la mejor novela. Uno siente que García Márquez no “dominó” la novela sino al revés: la temática se le impuso y gracias a su fuerza y maestría del lenguaje, como del conocimiento de la literatura, Gabo pudo sacarla avante y lograr efectivamente producir una obra monumental para las letras españoleas y latinoamericanas.

Decíamos que había dos ideas que estructuran un Mito. De una parte el concepto de Totalidad Cerrada y de otra el papel de los Elementos, personajes y objetos que juegan al interior de esas estructuras y que en su funcionamiento global adquieren su sentido y valor.

Pero las estructuras y los elementos, tampoco tienen un sentido sino no se entienden desde la Magia que sustenta todos estos componentes del mito. La crítica atontada repitió hasta el cansancio una fórmula que decía todo y nada y que se les colgó a todos los literatos del Boom latinoamericano con el nombre de Realismo Mágico. Se repitió tanto esta fórmula que como una moneda que pasa de mano en mano se desgasta y pierde su valor, ya que al final no dice nada.

Realidad y Fantasía.

De esta palabra se dicen muchas cosas y da la impresión que se le da vueltas sin atraparla, como los gatos alrededor de la leche caliente.

Se habla de realismo mágico por descripciones tautológicas: Lo real es maravilloso por que lo maravilloso se vuelve real. O ésta: Lo real maravilloso tiene sus raíces profundas en la realidad americana. Se dice igualmente que es “la utilización de la exageración”, de la “hipérbole”, de la “desmesura”, de “romper los límites”, de “ir de lo inverosímil o lo verosímil porque la realidad americana así lo permite (sic).

Pregunta: ¿Cuándo uno lee por ejemplo, las últimas novelas de Gunter Grass, El tambor de hojalata, La Ratesa no hay allí un realismo mágico? Y eso que Grass pertenece a una cultura “ultra-racional”, metafísica, cuna de Kant y Hegel y por sobretodo lógica. O las tantas películas como Gato Blanco y Gato Negro de Kusturika que tampoco es americano. ¿Es como decir que sólo porque se está en estas tierras americanas que se puede ser Mágico o Fantástico?. Quizá el problema mayor está en que las respuestas no tienen una pregunta correcta y por eso todas son palabras o frases descriptivas o tautologías. Se trataría de precisar el concepto, como lo trabajan la antropología, el psicoanálisis y las ciencias de la comunicación y desde allí poder desprender los aspectos centrales del relato, evitando así las grandes citas y ejemplos que se dan sobre lo real maravilloso, como una lista inacabable. Que las mariposas amarillas, que los días que llovió sin parar, que el diluvio, que la ascensión de Remedios, etc., sin llegar al núcleo de la cuestión. Por ello los ejemplos se repiten y se entresacan de la novela casi sin ton ni son.

Para hacernos entender debemos retomar el concepto de estructura como un todo compuesto de diferentes elementos o partes, que son contenidos en ese espacio o sistema.

El eje fundamental de donde gira la rueda del mundo mítico.

La cuestión fundamental que nos permite aprehender todo el andamiaje y arquitectura del discurso de Cien años esta en la comprensión del problema o mejor del tipo de relación que se establece entre Realidad y Fantasía. Los dos, están relacionados en forma dialéctica o mejor de Oposición. La Realidad y la Fantasía no están yuxtapuestos, una al lado de otra, como a veces se cree, “a veces es real y a veces es mágico” sino que los dos están de una parte opuestos y/o en confrontación, lo cual les confiere su dinámica y entropía, y de otra parte los dos hacen una Unidad de Contrarios dentro de una Gran estructura o una Red de sistemas que se comunican e intercambian información y energía.

Fantasia, Imaginario, Inconsciente
Realidad, Material, Concreta, Histórica

Ahora bien, la pregunta es: ¿Qué tipo de relación es la que conforman los Mitos y que forma de conocimiento es la que ellos nos suministran para causarnos tales estados de ánimo y sorprendernos?

Siendo Realidad y Fantasía dos opuestos, la característica fundamental es que la Fantasía no elimina la Realidad, sino que la subsume. Se la apropia a su manera y la convierte en signos y símbolos, que teniendo una base real y material o concreta, hace que esas realidades - sean seres o cosas- ya no sean ellas sino la re-presentación de otra cosa: una fuerza, una emoción, un sentimiento. Veámoslo de otra manera para entenderlo mejor. Podemos ver que todo arte y en este caso toda novela, es un trabajo entre realidad y fantasía. Pero hay novelas, que por no ser míticas trabajan la fantasía pero ella no se desprende de la realidad, como Remedios la bella que termina ascendiendo a los cielos entre sábanas y ropa tendida en el patio. Por supuesto que hay muchas variantes en ese juego realidad-fantasía, pero lo propio del Mito y de Cien años es que todos sus personajes y objetos están subsumidos por la Fantasía y la irrealidad. Por eso la entrada de la novela es clave. No solamente está muy bien construida sino que nos da el tono de la melodía que vamos a escuchar o mejor de la polifonía que es Cien años. Lévi-Strausss compara con razón los mitos a la música sinfónica. Igualmente, García Márquez dice que Cien Años es un poema. En efecto en el inicio del libro al describir piedras, lechos, ríos y similares, remata hablando de piedras como huevos prehistóricos. Allí, de entrada, nos da la clave de lo viene y ubica un tiempo y un espacio: El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre…

TIEMPO Y ESPACIO EN EL MITO.

Lo característico del Mito es que borra el tiempo histórico y crea espacios a su medida. La estructura del Mito como la de Cien años, es un juego con el tiempo histórico y si bien hace referencia a él - por ejemplo en la masacre de las Bananeras- no se deja atrapar en el acontecimiento histórico y lo vuelva un juego de la memoria y del olvido. Es un hecho altamente traumático para Aureliano Segundo y queda grabado en su memoria en una discusión eterna acerca del número de muertos y aún de su realidad, ya que otros personajes le niegan que haya existido. Es evidente que como diría Freud este hecho altamente traumático, para toda una nación y cuyo acontecimiento es mayor que todos los terremotos y diluvios en Macondo, porque tiene una raíz real. El trauma lleva a los personajes a tratar de olvidarlo y hacerlo desaparecer de la memoria en un mecanismo de defensa, pero que en Aureliano Segundo no funciona, ya que fue uno de los líderes de la revuelta- en el relato- y lo lleva hasta la muerte preguntándose insistentemente “¿cuántos fueron los muertos?”

Si bien el tiempo histórico entra en conflicto con el mito al cual se opone, sin embargo el mito crea una noción del tiempo, que en filosofía le permitió a Nietzsche, plantear el concepto, como el del tiempo propio del mito, que es el del Eterno Retorno.

Es decir que el Mito tiene un tiempo circular, donde todo gira alrededor de lo mismo y todo principio es la vez un fin.

Hay algo muy bonito en Cien Años y es que sus personajes, muchas veces, toman conciencia de los determinismos de sus vidas. El Pathos en que se desenvuelven sus vidas y en este caso es Úrsula, la que al cabo de un tiempo de ver nacer hijos, nietos y bisnietos así como toda la prole de la cual ella es raíz, y ver cosas que se repiten, se dice que “el tiempo es redondo”. En el mismo relato, como una conciencia lúcida de la tragedia, leemos: "Que la historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas hasta la eternidad de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje".

En ese tiempo redondo, el instante que se vive es eterno, porque en el momento, el ahora y aquí-Nietzsche- Heidegger- esta el pasado y el futuro. O como me decía un Mamo Kogui en la Sierra Nevada de Santa Marta: el “progreso esta p´atrás.” Largo tiempo me tomó entender que para los Koguis, el tiempo es sagrado y que progresar o avanzar es volver a la raíz de donde todo viene y todo se engendró.

Con esta noción del Tiempo, se corresponde una noción de los espacios o del espacio. El espacio, es Sagrado y por tanto Mágico. No se entra, ni se sale de esos espacios gratuitamente o porque sí sino que todas las acciones que marcan espacios, abriéndolos y cerrándolos, deben estar marcados por Ritos. Rito de iniciación, rito de la muerte, de la comida etc. Las acciones rituales forman las normas y morales ya que se le impone a cada personajes como leyes que debe adivinar (Magia) y a la vez constituyen los Tejidos de la Vida. Cuando estaba en la Sierra Nevada realizando mi investigación, veía como los Mamos iban por las tardes a tejer sus propias mantas o vestidos. Al darme cuenta que no se trataba solamente de suplir la necesidad de tener ropa hecha por los mismos hombres, me di cuenta que era un ritual no solo para vestirse sino también para reconstituir los tejidos del cosmos que se rompían todo los días porque los hombres no respetaban la Ley.


2 comments:

Anonymous said...

Alejandro, encontre un texto de Juan Gabriel Vásquez sobre Cien años de soledad, que me parecio interesante como complemento a tu articulo.
saludos.
Josefa Garildo.

www.letraslibres.com/index.php?art=11789

Anonymous said...

Alejandro,

Muchas gracias por visitar mi blog. Volveré a estas paginas sugestivas, no sin antes referirte el escrito de Kundera sobre "100 anhos" -porque, me pregunto, el mito incluye la procreacion?

o-lu
http://socioenlinea.blog.lemonde.fr/

Va eltexto de Milan K:
C'est en relisant Cent ans de solitude qu'une idée étrange me vient: les
protagonistes des grands romans n'ont pas d'enfants. A peine un pour
cent de la population n'a pas d'enfants, mais au moins cinquante pour
cent des grands personnages romanesques quittent le roman sans s'être
reproduits. Ni Pantagruel, ni Panurge, ni don Quichotte n'ont de
progéniture. Ni Valmont, ni la marquise de Merteuil, ni la vertueuse
Présidente des Liaisons dangereuses. Ni Tom Jones, le plus célèbre
des
héros de Fielding. Ni Werther. La plupart des protagonistes de
Stendhal
sont sans enfants (ou n'ont jamais vu leurs enfants) ; de même que
beaucoup des héros de Balzac ; et de Dostoïevski ; et au siècle
récemment passé, le protagoniste d 'A la recherche du temps perdu,
et,
bien sûr, tous les grands personnages de Musil, Ulrich, sa soeur
Agathe,
Walter, sa femme Clarisse, et Diotime ; et Chveïk ; et tous les
protagonistes de Kafka à l'exception du très jeune Karl Rossmann
qui a
engrossé une bonne, mais c'est précisément pour cela, afin d'effacer
l'enfant de sa vie, qu'il s'enfuit en Amérique et que le roman peut
naître. Cette infertilité n'est pas due à l'intention consciente des
romanciers ; c'est l'esprit de l'art du roman (ou le subconscient
de cet
art) qui répugne à la procréation.

Le roman est né avec les Temps modernes qui ont fait de
l'individu, pour
citer Heidegger, le « fondement de tout ». Grâce à l'art du roman,
l'homme s'installe en Europe comme individu. Dans nos vies
réelles, nous
ne savons pas grand-chose de nos parents tels qu'ils étaient avant
notre
naissance ; nous ne connaissons nos proches que par fragments ;
nous les
voyons arriver et partir ; à peine disparaissent-ils, leur place est
prise par d'autres : ils forment un long défilé d'êtres remplaçables.
Seul le roman isole un individu, éclaire toute sa biographie, ses
idées,
ses sentiments, le rend irremplaçable : il en fait le centre de tout.

Don Quichotte meurt et le roman s'achève ; cet achèvement est
parfaitement définitif parce que don Quichotte n'a pas d'enfants ;
avec
des enfants, sa vie serait prolongée, imitée ou contestée,
défendue ou
trahie ; la mort d'un père laisse la porte ouverte ; c'est
d'ailleurs ce
que nous entendons depuis notre enfance : ta vie va continuer dans
tes
enfants ; tes enfants sont ton immortalité. Mais si mon histoire peut
continuer au-delà de ma propre vie, cela veut dire que ma vie
n'est pas
une entité indépendante, qu'elle est inaccomplie, n'a pas un sens en
elle-même ; cela veut dire qu'il y a quelque chose de tout à fait
concret et terrestre en quoi l'individu se fond, consent à se fondre,
consent à être oublié : famille, progéniture, tribu, nation. Cela
veut
dire que l'individu en tant que « fondement de tout » n'est qu'une
illusion, un pari, le rêve de quelques siècles européens.

Avec Cent ans de solitude de Garcia Marquez, l'art du roman semble
sortir de ce rêve ; le centre d'attention n'est plus un individu,
mais
un cortège d'individus ; ils sont tous originaux, inimitables, et
pourtant chacun d'eux n'est que l'éclair fugace d'un rayon de
soleil sur
l'onde d'une rivière ; chacun d'eux porte avec lui son oubli futur et
chacun d'eux en est conscient ; aucun ne reste sur la scène du roman
depuis le début jusqu'à la fin ; la mère de toute cette tribu, la
vieille Ursule, a cent-vingts ans quand elle meurt, et c'est
longtemps
avant que le roman ne se termine ; et tous portent des noms qui se
ressemblent, Arcadio José Buendia, José Arcadio, José Arcadio le
Second,
Aureliano Buendia, Aureliano le Second, pour que les contours qui les
distinguent s'estompent et que le lecteur les confonde. Selon toute
apparence, le temps de l'individualisme européen n'est plus leur
temps.
Mais quel est donc leur temps ? Un temps qui remonte au passé
indien de
l'Amérique ? Ou un temps futur où l'individu humain se fondra dans
l'espèce humaine ? J'ai l'impression que ce roman, qui est une
apothéose
de l 'art du roman, est en même temps un grand adieu adressé à l
'ère du
roman.