Wednesday, March 31, 2010

Un autor, una obra: Cien años de Kurosawa.






Un autor, una obra: Cien años de Kurosawa.

El japonés Akira Kurosawa es uno de los Indispensables del cine mundial. No solo por su vasta obra, más de 30 películas, sino además por su contenido profundo, que lo sitúa al lado de Bergman, Buñuel y los grandes maestros italianos y franceses. Es decir que Kurosawa, como dicen algunos, es uno de los grandes clásicos del cine. Frente a la mediocridad con que está inundando y hegemonizando el mercado de Hollywood, donde se salvan algunas rarezas, volver a estos grandes es un ramalazo de aire fresco y reconciliación de nuestros gustos con el buen cine. El cine de autor, que se diferencia del cine para grandes masas como el que ganó el Oscar pasado del cual ya hablamos, es un cine que permanece como un libro abierto, lleno d eenseñanzas y cosas que con el pasar del tiempo uno redescubre con mucho agrado.

El cine de Kurosawa es paradójico y de alguna manera no es fácil de digerir. Durante un buen tiempo fue desconocido o subvalorado en su propia tierra, donde se le veía como un cineasta occidental y en occidente sus historias se veían como muy asiáticas y difíciles. Lo que queda de esta discusión es que el gran mérito de Kurosawa consistió en hacer el puente entre Occidente y Oriente o mejor la cultura asiática. Gracias a él el cine asiático hoy en día nos es familiar y por con las claves que supo darnos podemos apreciarlo. A su vez los cineastas asiáticos y japoneses como hoy en día Takhesi Kitano, pueden crear un cine a caballo entre esos dos mundos, con las consecuencias que eso puede tener en el caso de Kitano.

Kurosawa es, en el sentido que le hemos dado a este concepto en varios de mis escritos, un Autor y como tal todo autor tiene una Obra y en esa doble relación en donde se encuentra su valor y trascendencia.











Como Autor, Kurosawa es un filósofo de la imagen y un esteta de la construcción de las mismas. Sus contenidos profundos, sin concesiones, a veces fuertes y aún brutales, van acompañados con una puesta en imagen de un gran estetismo. Como Bergman, o como Antonioni o Visconti la densidad de la imagen va acompañada de una “mis en éscene” meticulosa, bien estructurada de acuerdo a la acción y los personajes. El espectador queda atrapado y sin aliento en esos escenarios realistas donde el barro, la nieve, la lluvia son los ambientes que ubican los dramas y las acciones. Lo mismo que los escenarios cerrados, donde se siente que falta el aire, y la vida no circula como el empleado que en” Vivir”, mata su tiempo descomponiendo las horas en segundos, en un tedio y fastidio propio del burócrata cuyo oficio lo lleva a contar los minutos de sus existencia en el tedio del vacío. En Kurosawa encontramos hermanos y en perfecta armonía una visión ética con una estética que le corresponde.

Los dramas y personajes que atraviesan toda su obra están enmarcados en mundos diferentes: los bajos fondos, la burocracia, la mafia, los empresarios, los mafiosos, los samuráis. Todos ellos en épocas diferentes, no solo de la edad Media japonesa, sino también del mundo moderno. Hay una gran reflexión en la figura del Samurái y con los “Siete Samuráis” introduce un estilo que si bien Hollywood lo volvió guión para historias de vaqueros, nunca fue igualado.



La figura del Samurái le permite indagar respecto al tipo de personalidad que representa. No solo hay una mirada a la violencia, al esteticismo de la espada y el combate- que lejos estamos del aburrido Tarantino-sino una indagación psicoóligoca y cultural que ubica a estos guerreros como “hombres de honor” que jugando con la muerte o enfrentados a ella no escapan a sus códigos que los legitima. Es allí donde la auto-inmolación se convierte en una figura ética y cultural, que nos desnuda uno de los grandes mecanismos de los asiáticos. Su visión del mundo siempre social, hace que su cultura funcione como un sino que marca las individualidades a las cuales los individuos no pueden escapar so pena de resquebrajar el tejido social.



El samurái en Kurosawa es más que un guerrero, es un mundo lleno de sorpresas y de cuestionamientos. No solo el cuestionamiento del samurái respecto a sus códigos de honor, sino un cuestionamiento a nosotros mismos. Pero además el contexto cultural, la parafernalia con que se acompañan los rituales tan propios de estas culturas: los tocados, las máscaras, los tatuajes, las vendas que se anudan y se aflojan, los sables que cortan el viento helado todo ello como ornamentación de los cuerpos pero a la vez como expresión de los mismos, llevan a un gran esteticismo como en una sus últimas películas. No podía ser de otra manera que ese proceso estético, los haya llevado como gran artista que fue- Kurosawa dice en su biografía: Me había dedicado a la pintura, a la literatura, al teatro, a la música y a otras artes, y me había quebrado la cabeza con todas esas materias que, al fin y al cabo, reúne el arte del cine."- a producir una de sus últimas películas, de una hermosura sin par como es “Sueños” y que esta película tuviera como eje a “un loco” como Van Gogh, pintor con el cual al parecer se identifica completamente













Al revisar esa vasta y compleja producción, de Kurosawa, queda un fondo que es el que estructura toda su obra y desde allí podemos abrir un inmenso e imperdurable panorama, ya que más que artista, cineasta, productor, director, Kurosawa es un gran Humanista. Todos sus personajes están montados en valores, no solo los propios de la cultura japonesa, sino en valores universales. Aún en aquellos de los “Bajos fondos” o en los sublimes de los “Sueños”, o en la desbordante vitalidad de los Siete samuráis, encabezados por ese compañero al cual estuvo muy ligado en varias de sus películas como Toshirō Mifune - quien nos recuerda en su vitalidad y expresión a nuestro Anthony Quin de Zorba el Griego, -además de Takashi Shimura quien hacia contraste como personalidad con Mifune y que logra una punto muy alto en "Vivir".

El Humanismo de Kurosawa se nutre en esta visión que le permite tomar las influencia mas variadas desde occidente hasta oriente, desde Shakespeare, hasta Gorki y Tolstoi y nutriéndose en las fuentes de la mayoría de los géneros cinematográficos no solo el drama, sino el cine negro, el de acción, etc.

Es un humanismo de fuentes diversas que le permite univerzalizar sobre La Condición Humana y el destino del Hombre. Pero no es un humanismo metafísico-religioso, como en Bergman,de tipo protestante o un humanismo católico como se podría indagar en Buñuel. Es un humanismo contextualizado en una Cultura, bien sea Arcaica o Primtiva como Dersu Uzala, o medieval como los Siete Samurais o moderna como el Idiota. Son hombres y mujeres a quiénes el "destino" esta trazado en esos contextos específicos en los cuáles los hombres mujeres luchan, aman,trabajan,roban, en busca de respuestas a sus interrogante vitales. es un hombre que desesperadamente llega a sus limites para encontrar como en Sueños, dos posibles salidas: O sus organizaciones sociales llevan a a comporatmientos que respetan a los Otros y a la naturaleza sobreviviendo en un mundo altamente estético por que la Etica ha sido realizada, de danza, de alegría de comunión y hermandad o la naturaleza finalmente cobra su revancha y hace desaparecer al hombre.











En estos cien años, la obra de Kurosawa es evocada y vista en muchas partes del mundo cinematográfico como agradecimiento a un autor que supo darnos una obra monumental a pesar o gracias a la crítica que se le pueda hacer. Y si la obra de Kurosawa persiste es precisamente porque supera todas las críticas y se profundiza en los análisis de contenido, ya que la famosa frase: Nada de lo humano escapa a su vista, deja de ser una frase de cajón para ser una verdad: La verdad del cine.

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