Saturday, November 28, 2009

CLAUDE LÉVI-STRAUSS Y YO (3)




1. Levi-Srauss. L.A.Rincón. :Pastel









2
. Sartre: Pintura al óleo tomado de Internet




¿Claude LEVI- STRAUSS ha muerto?... Este primer viernes de noviembre dejó de existir faltándole solo dos semanas para superar los 100 años de existencia. Aunque era una muerte esperada, no deja de ser triste y nostálgica. Lévi-Strauss, n´est plus.

Heme aquí frente a su recuerdo personal. Nunca pensé escribir sobre la manera como lo conocí y terminé haciendo una tesis bajo su dirección. Aunque casi siempre muchos amigos y amigas me preguntaban, cómo era el Lévi -Strauss que yo conocí, se me hacía difícil hablar de ese encuentro sin temor a quedar en el ridículo. Algo de pudor me impedía hacerlo, ya que puede sonar pedante hablar de él en términos personales. Sobre todo que en este terreno todos lo que conocimos cercana o medianamente al profesor, sabíamos que se imponían una serie de normas o formas de relación con el maestro, que sin ser explícitas, él las imponía con sus comportamientos y actitudes. No solamente se creaba cierto respeto y aun timidez ante este sabio, ya que uno sentía que era una mente privilegiada y que en él sí que era cierto aquello de que:” nada de lo humano se le escapaba”. Además su manera abierta y sencilla, iba marcada con cierta discreción, cierta mesura en el trato - la “politesse” francesa -, que terminaba por imponer “distancias”. Pero esas distancias no eran discriminatorias, sino ejercicios de relaciones humanas basadas en el respeto al otro.

Para Lévi Strauss la educación o como decimos “la buena educación” debe ser una norma entre seres iguales que se auto-reconocen y que conduce al mutuo respeto. Esa politesse se convertía en él y su persona en un grado elevado de exquisitez en el buen trato y las buenas maneras, donde la ética de las relaciones en el respeto al otro conlleva a la estética de las buenas maneras o mejor de las maneras apropiadas a cada situación. Era un hombre que sin ser extravagante o jugar a la “vedette”, era muy fino y discreto en su hablar, en su vestir y en su comportamiento. Por esas razones algunas de sus compañeros de estudios, no lo entendían y lo criticaban. Como Simone de Beauvoir, que habla sobre ello en uno de sus libros.


Un encuentro desde las aulas.



A Lévi-Strauss lo conocí en dos momentos. Primero en la década del 60, cuando siendo estudiante viajaba a París, desde Lovaina con un amigo boliviano, para ponernos al día en los planteamientos de la vanguardia intelectual parisina, asistiendo a sus conferencias y cursos, cuando eso era posible. No solamente porque algunos cursos eran cerrados, sino especialmente porque allí donde habían conferencias libres como el College de France donde cualquiera podía asistir. Las eran tanto que había que estar muy temprano para poder encontrar donde sentarse. Francia siempre ha sabido explotar a sus intelectuales y sabe perfectamente que hay un “turismo de lujo”, que le da no solamente brillo y especialmente euros, compuesto por visitantes que lejos de ser turistas son científicos, académicos, estudiosos y en general pertenecientes al mundo del arte y la cultura que visita a París, para escuchar a sus intelectuales y científicos.

Y la década del 60 y 70 fue muy especial porque, la galería de expositores del pensamiento francés era amplio y sobretodo fuerte. Al lado de los existencialistas con Sartre a la cabeza, surgía con mucha fuerza el pensamiento estructuralista con Lévi-Strauss. Fue memorable la discusión y debate entre las dos escuelas y las tesis que opusieron a Sartre con Lévi- Strauss. Discusión que tuvo mucha resonancia a nivel del llamado humanismo sartriano y “anti humanismo” levistrossiano. Releyéndolos, he encontrado la actualidad de dicho debate y espero tener el tiempo, para que más adelante pueda hablar algo a este propósito, en los escritos que estoy preparando sobre Ciencia y Religión.







Caricaturas. David Levine

Pero las discusiones y debates no se circunscribían solo a estos dos pensadores, sino también a otros como Jacques Lacan, quizá el más célebre de esos conferencistas ya que asistir a sus conferencias era de alguna manera, un juego exotérico, para un auditorio que empezaba a leer a Freud de mano de este famoso medico y psicoanalista. Lacan hacia de sus conferencias un verdadero espectáculo, con su variadas pintas, su capa negra, su corbatín y sombrero, sus atuendos y ademanes que rayaban en la provocación. Como si fuera poco sus adeptos lo seguían con reverencia y pleitesía, así muchos de ellos - como la mayoría de nosotros-, no entendíamos mayor cosa en ese momento.










Lacan en clase................... Althusser prisionero de los nazis. Louis Althusser

De igual manera se puede hablar del "encerramiento" de Althusser, cuyas clases eran reservadas a sus alumnos, en la famosa Rue de Ulm y la súper exclusiva “Ecole Normale”, (donde estudiaron esas mismas “vedettes” de la cultura francesa: Lévi-Strauss, Sartre, Simone de Beauvoir, Merleau Ponty, etc). Althusser era poco visible para los medios, ya que desde la II Guerra fue hecho prisionero por los Nazis y estuvo en tratamiento psicológico con Lacan.

Sin embargo con mi amigo boliviano y a través de la entusiasta Martha Harnecker, conseguíamos las “fichas” de las conferencias y de la lectura de “El Capital” que hacia el famoso filósofo y que al contrario de Lacan, escapaba del vedetismo. En esa época ningún medio lograba obtener una foto de Althusser. Esas fichas eran multicopiadas y las llevábamos a Bélgica donde a través de grupos maoístas de estudiantes y de obreros, en Bruselas, Lovaina, Lieja y Charleroi se leían y estudiaban con avidez.


Fue en este contexto cuando me acerque a Lévi Strauss, para impregnarme del estructuralismo y de los grandes temas de la antropología. Sin embargo, por el poco tiempo que teníamos en estos viajes, y por el “eventail” de conferencias y materiales que teníamos que recoger para llevar a Bélgica, no me interesaba tomar contacto personal con Lévi Strauss y por supuesto, porque era un pensamiento mutante y en plena elaboración, que al igual que Lacan, intuíamos su enorme fuerza pero no lo entendíamos completamente.


Foto.Anita Albus

El encuentro personal

Después de diez años de enseñanza universitaria en Colombia, donde a través de la Antropología había conocido parte de mi país, decidí darme un año sabático. Para tal efecto, conocí en Bogotá un ilustre académico francés, quien aparece como “especialista en Colombia”. Como dirían en Colombia: “el que más sabe del tema”. Hacía un buen tiempo yo venía cocinando la idea de estudiar el tema del Capital Financiero analizado desde la Cultura!. Las ideas que tenían esbozadas y la amplia bibliografía, me incitaban a esta investigación desde una pregunta central de la cual se desprendían otras: ¿Existe una cultura del capital financiero? Si eso es así: ¿Cómo especificarla?

Después de varias charlas y acuerdos con el dicho especialista, aceptó que comenzara un Doctorado de Tercer Ciclo. Arreglamos todo y de pronto, me encontré en París con tres cajas de libros y grandes deseos de investigar, ya que se trataba de la prestigiosa “Ecole Superieur en Sc. Sociales et Politiques”. Pero mi entusiasmo se fue al piso en el primer encuentro con el maestro especialista en Colombia. Para qué detallar de esa charla kafkiana, donde el ilustre profesor con miles de argumentos primero contra el marxismo, para él “pasado de moda” (sic), (ya que el proyecto estaba inspirado en una parte en la teoría clásica: J. A. Hobson, Rudolf Hilferding, Lenin, pioneros en estos estudios) y después contra los latinoamericanos…terminó proponiéndome que si quería hacer una tesis, debería volverme a Colombia…para recolectar información sobre la pequeña producción cafetera en el Quindío! Sus argumentos eran muy prácticos: de una parte considera que los latinoamericanos no estábamos en capacidad de producir teoría, ya que solo los europeos y académicos del primer mundo podían hacerlo. Por consiguiente los del tercer mundo deberíamos especializarnos recogiendo datos para que ellos loa analicen. Y como el ilustre maestro-especialista, estaba haciendo un estudio sobre eso tema en Colombia, me proponía esa investigación o… nada!












Fotos. L´Herne. Paris


(1. Cl. Levi-Strauss y sus nietos jugando ajedrez. 2. Cruce de generaciones: Lévi.Strauss. Claude con su nieto Thomas de 2 años. En el fondo cuadro pintado por el padre, donde aparece la abuela Léa Strauss, quien tiene en su regazo a Claude, también de 2 años)

Así fue como quede en el aire, pensando si me regresaba con las manos en el bolsillo a mi patria o buscaba poder hacer algo, que no me hiciera perder el viaje y la inversión. Consultando la Guía de Estudios de la Escuela de Altos Estudios, quería saber que hacia Lévi-Strauss y encontré en su página una nota que decía que el profesor ya no recibía más estudiantes porque ese era el último en la cátedra, antes de su pensión.

Encontré la manera de comunicarme con él para pedirle una entrevista, con temor de no ser atendido. Después de explicarle brevemente mi solicitud a la recepcionista del “Laboratoire”, donde trabajaba el profesor, mi sorpresa fue mayúscula cuando sin dificultad alguna obtuve la cita, a los tres días. Acostumbrado a la burocracia colombiana y a los directivos docentes de Colombia, donde obtener una cita con cualquiera de ellos es un calvario, pensé que me iban a dar vueltas o que tendría que pasar por muchos filtros para llegar al gran maestro.

Sin embargo, estuve en la cita puntual y escéptico, hasta el momento en que no solamente voy llegando, sino que inmediatamente la joven secretaria me dice que el profesor me espera. Asustado- debo confesarlo- quedé perplejo y tieso en la puerta, cuando veo a Lévi-Strauss, que sale a mi encuentro de su oficina - no esperó que yo entrara-. Pronto y cordial me ayudo a quitarme el abrigo, la bufanda, los guantes y colgarlos en la percha de su propia mano… Una vez dentro de su oficina, me di cuenta que era la misma que había visto en las últimas fotos. En el fondo había un enorme mapa con el sistema galáctico, ya que había estado estudiando la manera como los amerindios habían interpretado este sistema dando lugar a una rica y fantástica cosmología, basada en mitos, que eran estudiados en sus últimos libros. Por todos lados libros, mapas, objetos diversos como máscaras, estatuillas todo ello en un enorme escritorio, que me recordaba fotos del escritorio de Freud y dos grande sofás.


Una vez sentados, uno frente al otro, veía el mismo rostro amable con una mirada profunda, unos ojos penetrantes que no dejaban escapar ningún detalle, y una nariz en forma de pico de ave. En “Tristes Trópicos· Lévi-Strauss, hace una paralelo entre el físico de las personas y ciertos animales. Siempre pensé que la cabeza de Lévi- Strauss lo emparentaba con el águila. Esta majestuosa ave que puede surcar los profundos cielos, para obtener una mirada en perspectiva del infinito horizonte, con unos ojos y pico adecuados para ubicar los mas pequeños detalles de lo concreto y terrenal. Leyendo su obra uno viaja entre el infinito sistema de las estructuras siempre cambiantes a través de sus elementos concretos, en un movimiento eterno donde el contenido es la forma y viceversa.

Al estar sentados, en ese “tete a tete”, sus gestos y mirada me tranquilizaron. Me miraba fijamente con curiosidad y escuchaba con atención. Antes de entrar a su estudio, su secretaria me dijo discretamente, que el profesor tenía mucho trabajo y no podía atenderme más de un cuarto de hora. Cosa que agradecí. La verdad es que al llegar el cuarto de hora y aparecer la secretaria, Lévi-Strauss le hizo un gesto para que se retirar permitiendo que nuestra charla se alargara y al final, el mismo me propuso que haciendo una excepción podría hacer una tesis con él. Necesita, me dijo, la aprobación de la Dirección del Laboratorio de Antropología Social, que él presidia desde tiempos inmemoriales, con estudio de curriculum vitae, que debería presentar a dicha entidad.

Ese primer encuentro, fueron cerca de tres cuartos de hora excepcionales en mi vida por la calidad de hombre que estaba ante mis ojos y la propuesta de entrar como graduando en su famoso Laboratorio.

La Anécdota.

Estando haciendo mi entrevista de pronto Lévi-Strauss se levantó de su asiento para recoger algo en su escritorio. Al hacer este gesto, vi como se le caía la billetera del bolsillo. Inmediatamente pensé en ese tesoro que el maestro había dejado allí tirado. Tuve el tiempo para “mirarlo con la imaginación” y escarbar en él como cuando un arqueólogo encuentra una guaca. Veía una diversidad de papeles muy interesantes. No creo que hubiese mucho dinero, ya que Lévi Strauss no era un consumista y siendo exquisito en las comidas,- era un experto en ellas, ya que se segundo Mitológicas: Lo Crudo y lo Cocido estaba dedicado a la cocina -toda parecía que era frugal. A falta de rollos de billetes, seguramente allí había pequeños papeles, con listas de libros, invitaciones a inauguraciones de arte, a foros y conferencias. Algún papel escrito con una frase recordatoria o una idea suelta a la espera de ser desarrollada en un escrito, y sobretodo imágenes. Lévi- Strauss era un apasionado de las imágenes. Desde niño con su padre pintor, su sentido estético era muy desarrollado…cuantas cosas interesantes habría en esa cartera, pensaba yo, cuando el maestro volvió a su sillón y con un mohín de autoreproche y murmurando algo para sí, la recogió y la devolvió al bolsillo.

Después de haber sido presentado a su equipo, podía investigar en su archivo donde se encontraban toda su obras hasta ese entonces y comentarios sobre las mismas. Al mismo tiempo se me advirtió que yo era libre de criticar a la obra del maestro, pero haciéndolo desde sus propios textos. Encontré que siendo una punta de lanza del pensamiento contemporáneo, el maestro era cuestionado muchas veces con desconocimiento de causa y por eso, si bien el respondía a sus críticos, sin embargo muchas veces encontraba argumentos que no tenían nada que ver con sus planteamientos. Eso, me decía, le hacía perder tiempo y energías.

Dibujo de Lévi-Strauss, publicado en el libro de C. Backès-Clement.


No solamente aproveché el poder trabajar con este fabuloso archivo, sino que asistí al seminario internacional. “Le travail et les representations du travail”, que el dirigía y coordinaba M. Godelier. En las sesiones, como en algunas reuniones en su laboratorio, procuraba hacerme al lado de él y observar sus gestos. Allí descubrí una afición “secreta” del profesor. Y es que él mismo dibujaba. Tal parece que quiso ser pintor o que por le menos se “entretenía” haciendo figuras. Me acuerdo que el expositor de esa sesión era muy aburridor y su conferencia nada especial. Lévi-Strauss se aburría y notaba que en su libreta iba haciendo dibujitos de manos que se entrelazaban. Sin embargo a pesar de los dibujos, no perdía el hilo de la exposición. Al finalizar el conferencista del día, Lévi Strauss cerró la sesión y hablo sin notas, e hizo un cierre improvisado que fue una conferencia magistral sobre el tema salvando la pobreza del expositor del día.

Preguntaba al comienzo sí lo que nos dicen los medios es cierto: ¿Lévi-Strauss ha muerto?












Foto.El País.


La Ciencia y la Filosofia caminando por las calles de París

Cuando lo entrevisté por vez primera le decía que para mí Lévi- Strauss era libros, tesis, ideas y aun fotos del autor. Y le decía que yo quería conocer al hombre, más allá de las ideas. Me miró fijamente sin dejar de sonreír y sin comentar nada. Ahora que el profesor “n´est plus”, y recuerdo su sonrisa, me doy cuenta de lo absurda de mi idea: nada hay fuera de la obra del maestro, que tenga una significancia mayor. Fue un hombre normal con familia, hijos y un número pequeño de amistades, que le gustaba al final de sus días en la casa-castillo que tenía en Lignerolles, pasear por el campo recogiendo flores, animalitos, observando plantas y mirando rocas y piedras como siempre lo hizo. Pero especialmente charlando con los campesinos de la región sobre los champiñones, al parecer una de sus últimas curiosidades.


Lévi-Strauss no ha muerto, queda una Obra inmensa, que cada vez que una la relee o la lee por vez primera, es como en el famoso calidoscopio, del cual siempre habló, que uno le puede dar vueltas y encontrar nuevas significaciones y aportes en la comprensión del hombre y la cultura, que fue lo que más le interesó.

Cierre, que puede ser la apertura de un nuevo tema: con Sartre se cierra un humanismo eurocentrista y con él mundo moderno - inaugurado en Europa por el renacimiento hasta el Siglo Luces y que Sartre clausura con el cartesianismo. Mientras que Lévi-Strauss al terminar con la Ilusión de ese Hombre moderno hecho a la imagen de “las Luces” Lévi-Strauss abre las puertas a un humanismo global, planetario señalando los elementos de su posible autodestrucción, sino no somos conscientes de que, ese carácter humano y universal, es muy frágil y puede fácilmente desaparecer.

Lévi-Strauss y Yo.


Queda la reflexión personal, como es mi relación con el maestro en términos ya no solo del aprecio enorme que tuve y tengo por el maestro, sino quizá un balance de lo que este encuentro me proporcionó.

La pregunta es quien soy Yo frente a este gigante del pensamiento - como fue aclamado por Le Nouvel Obs., cuando cumplió cien años - y que en otro escrito registramos aquí. Y no me queda más que retomar el debate Sartre- Lévi-Strauss, frente al problema del YO.

Para Sartre, el Yo es Odioso (“le moi es haisable”), mientras que para Levi-Strauss, el Yo son los Otros. (En esta línea para Lacan, no hay Yo sin los Otros. El Yo no existe sin El Otro). Y así me encuentro que hablar de mi yo es hablar de los otros que como yo, estamos marcados por esas luchas- que para bien o para mal, según el ángulo que se mire - nos llevo a consagrar una buena parte de nuestras vidas, en un momento en que nuestra “generación” quiso tomarse el cielo por asalto y en buena parte lo logro, permitiendo que las nuevas generaciones pudieran respirar un aire más libre o más conscientes de las determinantes que bajo la forma de poderes diferentes, nos obligan a luchar.

Levi-Straus fue un ramalazo de aire fresco, que al cerrarse el proyecto de la Modernidad y de las Luces en los cuáles estaba montado el marxismo, nos permitió entender que si bien el mismo marxismo era objeto de cuestionamiento, no por ello ni se podía dejar de pensar, ni de luchar bajo otras formas y nuevos problemas. Por eso la frase de Lévi-Strauss en su escrito Raza e historia, es vigente:”Es por esto que es absurdo querer “sobrepasar” o “repensar” el marxismo; se trata de desarrollarlo” (Race et Historie. Ed Gonthier.Paris.1961. pg 126)



Levi-Strauss no ha muerto mientras existan hombres capaces de dar su vida por los mas nobles ideales del hombre, como es su libertad y dignidad!

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