Wednesday, July 01, 2009

¿COLOMBIA EXISTE?... Qué cree usted….















Cuatro autores, cuatro obras como un iceberg, en medio de aguas contaminadas y nauseabundas.

Nunca llegué a pensar que la cultura, como expresión de Vida, de Poderío – Schopenhauer- fuese tan necesaria para un país, como en este momento en Colombia. Podemos decir que hay varias culturas en América Latina y en Colombia. La cultura como expresión de trabajo, de lucha y de sueños de los pueblos y la cultura como sistema de explotación mercantil y de ganancias. La primera viene de abajo, brota de la tierra que da los frutos, y de los cuerpos que sudan, aman, luchan y por ello es espontánea y sobretodo Vital. La cultura como expresión de vida es fortaleza y poderío en el sentido nietzscheano. Es una cultura heterogénea, diversa y aun impredecible. La segunda se fabrica desde arriba, bajo las ideologías de los poderes dominantes, centradas y centrípetas a la vez que homogénea-Todo va a un centro de poder y todo se centraliza allí. Es una cultura que al ser homogenizada y abstracta se la maneja por los modernos medios de comunicación y las industrias de la Cultura, -que en realidad son las verdaderas contraculturas-y se las utiliza para darle a un pueblo una imagen distorsionada de sí mismo. Imagen que inclusive lleva a hacerle perder su identidad heterogénea y vital para convertirla bien sea en instrumento de dominación, de adormecimiento o en caso contrario en elemento de guerra, para desatar pasiones que van aún en contra de la vida misma. Nunca antes había visto a un pueblo y una nación tan polarizados en sus pasiones y sentimientos, donde la ideología del Poder dominante no razona y al contrario intenta matar y asfixiar la verdadera cultura. Peor aún, es vergonzante como un pueblo pobre y con tendencias a la miserabilización, defiende y lame las manos de sus torturadores y asesinos.

Nunca antes había sentido, como muchísimos colombianos, una desazón extraordinaria donde pensar, analizar y crear se ha vuelto peligroso y al contrario, los poderes dominantes, por medio del manejo de los Medios (TV, Prensa, radio, revistas oficiales, discursos, publicidad, etc.) incitan a no pensar, a tragar entero y a aceptar las más grandes felonías y violaciones de los más elementales derechos humanos, como el derecho a la vida, el derecho a pensar por sí mismo, al derecho a la intimidad, a poder desplazarse sin miedo y temores…Cosas que en cualquier país civilizado llamaría a la más grande preocupación o escándalo.

Sin embargo, entre más grande es la asfixia y la represión cultural, mas se crece lo que se me ocurre llamar la resistencia cultural a esta situación. Aparecen aquí y allá en forma valiente y natural estos “espíritus libres” que llamaría Nietzsche, quiénes nos dan oxígeno y nos muestran la luz en la oscuridad. No es una resistencia programada, digamos política sino es la expresión de seres pensantes, sensibles y creadores, que en este panorama se vuelven guías, faros y luces que alumbran las noches oscuras. Frente a una publicidad sistemática donde nos dicen que “ los verdaderos héroes existen” y nos muestran a un ejército en plena guerra, con sus camuflados y parafernalia, la dicha publicidad se vuelve una provocación para esta supuesta democracia. Hay un principio y una regla de oro para saber si existen en una sociedad una democracia: Entre menos uniformados y ejércitos hay en una sociedad, mas democracia puede existir y desarrollarse. Esta Colombia de hoy donde hay militares de todo tipo, policías, guardias, seguridad privada, vigilantes, soplones, informantes - el otro día Uribe dijo con orgullo que ya tenían algo así como 7 millones d e informantes!!! - Y donde todos ellos tienen un poder que viene desde arriba y bajo el control de los Altos Mandos y del Soberano- que a la vez los hostiga para ejecutar acciones que marquen estadísticas, y que no solamente esos grupos existen sino que están obligados a ejecutar acciones que demuestren la eficacia de estas políticas llamadas de seguridad y que se ilustran en los Falsos Positivos y los Hornos crematorios para desaparecer sus víctimas, creados por los Paras en el Putumayo, que constituyen un horror. Todo esto cuando la estadísticas muestran el numero en aumento, de Altos, Medios y Bajos mandos del Ejército que son juzgados por su acciones delincuenciales y sangrientas…. Como dijo el delegado de la ONU, esos actos no son aislados demuestran que han sido realizados en forma sistemática. Es un sistema de muerte, de terror, de felonía en que vivimos y se nos quiere hacer creer en unos casos que no existen, ya que los medios lo s minimizan o en el peor de los casos, como viniene sucediendo últimamente .en el cinismo del poder, reconocer que “existen y qué…!”

La cosa es tal que hasta en la cotidianidad, encontramos, en cosas mínimas un aprestamiento, un acostumbramiento dirigido a la población para aceptar los valores dominantes. Todos los días jóvenes en bicicletas salen a las calles vendiendo “la exquisita mazamorra paisa”. Uno va a ver, y encuentra que el “peto bogotano”, ahora se llama “exquisita mazamorra paisa”. Voy por la 80 y encuentro unos sitios donde venden empanadas. Voy a ver y ahora se llaman “empanadas paisas”. Mas allá veo en otro puesto, la venta de pizzas dentro de las cuáles hay una con todas las carnes, queso, mortadela, etc. y se llama:”la pizza paisa”. Recuerdo cuando niño que íbamos con las familias bogotanas a echar un septimazo e ir al Zaguán de las Aguas donde comprábamos esas empanadas, comíamos petos, dulces, bizcochos que hacían (¿) parte de la cultura gastronómica bogotana, que ahora “desaparecen” por un cambio del lenguaje. Hablando de estos temas con una amiga, Edda, ella me decía de un artículo escrito en El espectador, donde referencia como en le gobierno de Bush se cambiaba el nombre de las cosas de la cotidianidad para darle un sentido a favor de la legitimación, inconsciente y subliminal de las políticas guerreristas de Bush y recibir el apoyo o por lo menos la neutralización, por medio de la indiferencia de la población

Y dentro de este proceso, en esta coyuntura reaparecen con sus obras cuatro creadores, cuatro autores, cuatro colombianos inteligentes, finos en su percepción de la vida, cultos en su lenguaje y expresión, sobre los cuales espero escribir algunas notas en particular, pero por el momento quiero señalarlos y resaltarlos:

Una escritora: Laura RESTREPO y su novela: “Demasiados héroes”.



Es una novela que se lee de un tirón, por la manera en que está escrito, por el tema que desarrolla y por la estructura novelística, que dentro de un gran inteligencia y sensibilidad, Laura Restrepo, alimenta nuestra alma con algo diferente a esta novelística barata, light que se enmarca en esas historia de traquetos, de tetas y paraísos, de eso que un grafiti, que leí en la calle, manifiesta lucidamente: la “paisadilla”!

Es una buena nueva que L. Restrepo continúe produciendo y cada vez mejor para el bien de nuestra cultura y de nuestro espíritu señalando a los jóvenes escritores caminos profundos y sólidos a los cuáles solo se llegan solo con esfuerzo, inteligencia y pasión por la vida y por este país











Un cineasta: Ciro GUERRA y una película: “Los Caminos del viento”




Hermosa película. Si bien exalta en mis amigos de la costa una gran pasión por su terruño, sin embargo Ciro logra hacer de una historia local y vernácula, una expresión universal, que encuentra uno en todas la culturas como mitos de origen, bien sea de los amerindios, de los caribes y aún de los mismos griegos. Impecable como estética y manejo inteligente y fino de la historia. Una visión que lo reconcilia a uno con esa Colombia caribeña, buena, profunda y poética donde la cultura no está en los vallenatos-rancheras que nos imponen los medios – desde diciembre venimos oyendo dos canciones que son un sonsonete eterno – sino que la cultura está en los más profundo de la tierra como paisaje de vida. Como la vida de esos personajes que desde el comienzo se nos clavan en el alma, con su filosofía profunda convertida en canción. Ese dueto del acordeonista viejo y sabio en su silencio y ese adolescente corriendo detrás de una verdad, nos dejó atónitos y maravillados.





Una pintora crítica: Beatriz González. Una exposición: Izquierdo.



En este momento en que se abren las actividades en torno a la obra pictórica de A. Warhol, llamado el padre del Arte Pop, la reciente exposición de Beatriz González muestra esa gran sensibilidad que orienta a una mujer muy creativa y pensante. La exposición de Beatriz González es un paso más en su ya amplia trayectoria, cuya seriedad, honestidad y profesionalismo la sitúan más allá del bien y del mal y la convierten en un eje de referencia del arte contemporáneo no solo en Colombia sino en Latinoamérica.

Esta exposición giró en torno a la figura de Yolanda Izquierdo, una campesina pobre quien tuvo la valentía de aparecer en los medios de comunicación y con un mapa en la mano mostrando todas las tierras que los paras habían robado a los campesinos, con sus nombres y todos los asesinatos que había cometido los paramilitares en su región, al mando de Carlos Castaño.

El asesinato de esta mujer fue reseñada así por El Tiempo:

Harán falta medidas mucho más serias que las que se están adoptando, para proteger a las víctimas. Media hora antes de que un asesino solitario en moto le asestara un tiro de pistola en la frente e hiriera de dos balazos a su marido, a las 2 de la tarde del miércoles 31 de enero, Yolanda Izquierdo había llorado en el despacho de una juez de Montería, pidiendo protección, segura de que la iban a matar. Le dijeron que no podían atenderla porque no había luz y que volviera a las 3. El juzgado –al que iba por segunda vez– era la quinta institución oficial a la que se dirigía desde que ella y otros de sus compañeros fueron amenazados de muerte, a mediados de diciembre. Habían hecho la denuncia en la Fiscalía, la Procuraduría, el DAS y la Defensoría. Organismos que no respondieron a esa primera amenaza. Ni a otras tres que la siguieron.”

Beatriz Gonzales comprendió en su fino olfato que esa foto era un Icono que representa a la mujer campesina pobre, valiente que sin más armas que su voz y presencia se enfrenta a los poderes dominantes para denunciarlos a costa de sus vida. Sí, estamos de acuerdo con Beatriz, la fuerza de esta mujer es tal que se convierte en el lenguaje popular en una santa. Dio su vida por la verdad, clamando justicia y reparación. Justo en estos momentos en que el gobierno desmontó las leyes que liberales y oposición habían hecho para reparar en algo a los desplazados.

Lo extraordinario de este trabajo estético está en la forma en que el arte y la estética se combinan con una profunda reflexión social y en sí misma política de denuncia.


Un nombre: Evelio Rosero, una novela: “Los ejércitos”


Foto "El Tiempo"

Cuando redactaba estas notas no había leído sobre este escritor y por eso al comienzo hablaba de tres autores y ahora hablo de cuatro. Mi hijo me recomendó y regaló el libro que me lo leí de una. He quedado gratificado en este mundo angustiado. De una parte aparece un joven escritor, que no solamente está lejos de esa literatura mediática de que hablaba antes, sino que en una prosa exquisita, con un manejo literario y una estructura narrativa armoniosa, Evelio, nos lleva a un mundo real y actual. Poco a poco entra uno con cierta dificultad a captar el estilo del autor y una vez cogido su lenguaje y códigos lo lleva uno al enfrentamiento de nuestra atroz realidad, pero con os ojos de la literatura y el discurso bien construido en un armazón arquitectónico donde la sinécdoque de la narración- es una novela relativamente corta- se desarrolla con el lenguaje poético y el fino humor que entre la tragedia se destila. Qué buena nueva que tengamos otro creador y que estando joven nos permita esperar más cosas bellas.

Al mirar en perspectiva estas diferentes obras, encontramos un hilo conductor que tiene varias interpretaciones. Son espíritus libres, que para construir han roto los moldes de la cultura mediática, l igt y de muerte que se ha oficializado. Por eso los medios apenas han reseñado estas obras y estos autores, pero sin discusión, análisis o debates. Para lograr eso, se han sumergido en una visión profundamente humanista, donde desde la piel de los personajes describen ese mundo actual en que vivimos y nos permite sobrevivir. El humanismo del viejo acordeonista, del viejo profesor de la novela de Evelio, de la campesina y aún entre el contrapunteo de la vieja militante de izquierda, en Laura Restrepo, que es enfrenta al mundo y cultura de su hijo, nos permite ver como una tragedia se puede convertir en comedia. Finalmente esta la gran lección: para construir una obra de verdad se necesita inteligencia aunada a la más profunda sensibilidad que permita construir un leguaje universal y estético donde al final de cuentas las tragedias si son bien asumidas se pueden superar y se transforman en fuerzas vitales para nuestras “almas” tanto individuales como colectivas.

Si no ha leído y visto estas obras no duden en hacerlo y difundir la buena nueva : Colombia merece salvarse.

2 comments:

HadaMadriMa said...

Más allá de la bella fotografía, la música, el sonido ambiental,para mí esta película fue una reconciliación con mi tierra costeña y caribe, cuyos malandros me hacían sentir espantada y dolida. Da gusto ver estos otros seres humanos, los verdaderos, los que existen y hacen posible que soñemos con un país posible, Bravo!!!!!

HadaMadriMa said...

Leer Los Ejércitos fue un reto. Temerosa pero resguardada por el paisaje y ambiente quindianos, me deslicé cautelosa por sus primeras páginas con la determinación de abandonarla si me golpeaba demasiado; he tomado distancia de los medios y la charlatanería para protegerme de tanto dolor; pero la narrativa me atrapó y comencé a escuchar al profe, a oler el follaje, a descubrir los temores y sentir el horror de todos allí en ese pueblo desterrado, porque sabemos que es real y miles lo han vivido. Sin dejar de dolerme, sobretodo me conmovió, ya sabe Ud.mi querido Maestro, desde hace tiempo me enfoco en lo que siento y dejo en segundo plano lo que pienso.