Wednesday, April 09, 2008

JORGE ELIÉCER GAITAN (1)












Una fecha que partió en dos la historia de Colombia.

“En este país el gobierno tiene para los colombianos la metralla

y una temblorosa rodilla en tierra para el oro americano"

El nueve de abril de mil novecientos cuarenta y ocho, a la una y cinco de la tarde, cuatro disparos, cegaron la vida de Jorge Eliécer Gaitán, “El tribuno del pueblo colombiano”. Después de varios años de silencio oficial, donde casi las nuevas generaciones no sabían de él, hoy en día resurge un gran interés por la vida y obra de este líder político.
En todo el país se anuncian reuniones, mítines y actos conmemorativos de esta luctuosa fecha. Una de ellas es una exposición de foto
grafías que se está presentando, en el Hall de la Biblioteca Luís Ángel Arango. Jóvenes y viejos ven con horror aquellas fotos del periodista gráfico Sady González, quien registró en su cámara imágenes espectaculares e históricas.

El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, un verdadero magnicidio, como es bien sabido partió en dos la historia de Colombia. No solamente la reacción espontánea del pueblo en todo el país, sino especialmente en Bogotá- que fue casi destruida su centro histórico- sino también sus repercusiones socio-económicas, culturales y especialmente políticas se han hecho
sentir hasta hoy en día.

Desde entonces nos atrevemos a decir que Colombia, por así decirlo, en un país sin rumbo, sin metas ni proyectos sociales sino apéndice del gran capital y las compañías trasnacionales, que crece en su producto bruto, pero empobreciéndose cada vez más en lo económico-social, político. Sus clases dirigentes no tienen un proyecto de nación, ni de país en un sentido democrático, moderno. Es que el nueve de abril abrió una herida profunda la cual, 60 años después no se ha podido cerrar, al mismo tiempo que los problemas que planteó Gaitán ninguno se ha solucionado.

¿Quién fue Gaitán?

Gaitán fue un niño pobre, nacido en un barrio popular -se lo pelean Egipto y Las Cruces-. Su padre era un librero y su madre maestra de escuela. Tenían una pequeña librería cerca del palacio de Nariño. Desde niño fue un alumno destacado, como en la Universidad Nacional donde estudió Derecho, y finalmente en Italia donde hizo un postgrado con el jurista Enrico Ferry y obtuvo la calificación de “Cum Lauden”.

Era de estatura mediana, ancho de espaldas de donde emergía un grueso cuello que resaltaba dentro de sus camisas blancas almidonadas que sostenía una gran cabeza con pelo liso negro brillante. Era como un toro fuerte y resistente hecho para grandes esfuerzos físicos y mentales. La anécdota va a que, en un medio de una oligarquía “blanca” que se otorga créditos y pergaminos europeos, aquella figura de indio y de tez morena era objeto de las miradas racistas y ofensivas con que se intentaba caricaturizarlo como “El Negro” o “El Indio” y demás epítetos con que se le intentaba desprestigiar.

La persona de Gaitán estuvo siempre ligada al pueblo colombiano y a las llamadas clases populares con las cuáles guardaba permanente contacto y comunicación y dentro de ella se forjó su recia personalidad. No solamente como político, profesor universitario y abogado cuyo bufete era un centro de encuentro de poetas, escritores, pintores, políticos e intelectuales que acompañaban al líder, sino también en su vida social cuando iba a jugar tejo al campo Villamil en el popular barrio Ricaurte. A la vez en la medida en que el líder se hacía cada vez más famoso, y el pueblo lo iba reconociendo a lo largo y ancho del país, más se iba identificando el pueblo con él, un una simbiosis de un altísima sinergia. Por eso en un sus discursos decía que: “no soy un político, soy un hombre que piensa” y la más famosa: “no soy un hombre soy un pueblo”.

Su fuerte personalidad, estaba acompañada de una gran inteligencia, con una memoria formidable que guardaba, como en una biblioteca, los datos y acontecimientos, al igual que las citas de poetas, escritores, pensadores con los cuáles reforzaba y adornaba sus discursos o sus defensas y pleitos jurídicos. Leía a Marx, Nietzsche, Freud y Dostoievsky.

Estas cualidades iban acompañadas de una voz portentosa, que le valió el epíteto de “Tribuno del Pueblo”. Nunca antes ni después, Colombia conoció a un orador tal. En su voz se centraba su personalidad y a través de ella salían como ráfagas ideas sencillas pero profundas que calaban en las mentes y el inconciente del pueblo colombiano, rescatando o dándole una identidad como nación, como pueblo, como ciudadanos. Ya se ha descrito cómo Gaitán utilizaba su portentosa voz para subir, bajar y hacer suspensos y pequeños silencios acompañados de gestos y mímica, como el brazo levantado hacia el cielo y el puño cerrado, mientras sostenía el cuerpo con el otro brazo y mano metido en el bolsillo, electrizaba a las muchedumbres. Era una imagen impactante, ya que los seguidores cuando lo escuchaban, se les ponía la carne de gallina y les creaba emociones fuertes de grandeza y orgullo de pertenecer al pueblo”


¿Populista, demagogo, fascista, negro, indio…?

Temerosos de la influencia que Gaitán pudiese tener en la juventud de hoy, se le ha calificado de “demagogo”, “populista”, fascista”. La verdad es otra. Y si bien el discurso gaitanista está fuertemente ligado a crear emociones en el pueblo, el contenido de ellas es positivo ya que no está basado en la sola emoción, como puede ser con el fascismo con sus imágenes huecas y vacías de contenido, sino que la emociones del discurso gaitanista están dirigidas al entendimiento por medio de la razón. Con ideas claras, distintas a la vez que pedagógicas, que generan estados positivos en las masas, lograba hacerles comprender su situación social y política, enmarcadas en la idea de lucha por la libertad y la independencia, no solamente de los individuos como del país y nación colombiana, a la vez que señalando las causas de los problemas. Por eso es un discurso que contiene en germen una sociología colombiana: una visión de las clases y grupos sociales, una antropología colombiana: como visión del colombiano en tanto que persona y enmarcado en una cultura tanto regional, como nacional, hasta una psicología que tanto explotó en su defensas jurídicas. Las ideas de Gaitán son el producto de un profundo conocimiento del país, quien recorrió no solamente en libros, tratados, investigaciones a la vez que en el trato directo con los problemas del pueblo y de la nación que recorrió de punta a punta, dando conferencias, cursos, y cuanta actividad socio-política y cultural era invitado y solicitado.

Es importante señalar el método utilizado por Gaitán basado en la Unidad y La Paz. La unidad desde abajo y la paz por medio de la democracia de las amplias mayorías. Colombia es un país de regiones culturales. Las diferentes etnias y subculturas: africanas, europeas, indígenas se asientan en diferentes regiones creando estilos de vida y formas de cultura y lenguaje características de cada una de ellas, dando lugar a definiciones de “costeños”, “rolos”, “cachachos”, “vallunos”, “paisas”, etc. Esas diferencias la oligarquía siempre las ha utilizado para dividir al país, crear tensiones entre unas y otras, generando resentimientos y aún odios que sirven para mantener feudos sociales, culturales y políticos. La división en la base era y es la que permite al poder oligárquico mantenerse en el poder. Pero esa división lleva necesariamente a la violencia que bajo el manto del sectarismo, dividió al país en conservadores versus liberales entrando en periodos agudos de violencia, genocidios, despojos, contra los cuales lucho Gaitán pregonada la Unida y la Paz. Justamente uno de sus más bellos discursos y actividad política fue el Discurso por la paz donde una masa impresionante de colombianos, como nunca antes vista, con antorchas encendidas salió a las calles de luto y en silencio.

Al contrario de la política oligárquica de división y violencia, el discurso gaitanista crea una unión desde abajo entre las diferentes subculturas y además de unirlos en sus diferencias le crea una idea de Identidad como pueblo y nación.

Al ir recorriendo el país y conociendo sus regiones y las gentes de cada una de ellas lo conocían y lo hacían suyo en ese momento el sentimiento regional desaparecía por el de la unidad del pueblo raso. Por eso Gaitán hablaba de una oligarquía liberal y conservadora y de un pueblo liberal y conservador gaitanistas. Al igual que al ir a cada región el pueblo no veía en él a un paisa o a un cachaco o a un costeño sino a Su líder a su defensor: al “tribuno del pueblo” y en todo el país en sus plazas públicas y ciudades importantes eran ríos inmensos que salían a recibirlo y especialmente escucharlo. En ese pueblo gaitanista, estaba la inmensa fuerza de Gaitán. Esa unidad estaba acompañada de propósitos e ideas que el gran líder pregonaba en discursos, conferencias, entrevistas de carácter masivo y popular. Los discursos de Gaitán tenían una carácter pedagógico y por tanto eran educadores de masas. De ahí que ciertos viernes él hiciera conferencias para todo el pueblo que iba masivamente, especialmente en Bogotá en el Teatro Municipal, a escuchar sus planteamientos y que se conocieron como: “Los Viernes Culturales”.

Gaitán se alimenta de joven en las ideas liberales clásicas ( Rousseau, Locke, Hegel ) y en el pensamiento liberal “modernista” no solo de los grandes jefes liberales como Uribe y el viejo López quiénes proclamaban la modernización del país- lograron avanzar algo en ese camino- especialmente el último-, sin llegar jamás lograr coronar una revolución burguesa que permitiera la reforma agraria y urbana, necesarias para la industrialización y el urbanismo. Pero Gaitán conoce esas limitaciones de los grandes jefes liberales y por eso intenta crear un partido diferente a los tradicionales, el Unirismo, sin lograr coronar este objetivo.

El núcleo del ideario gaitanista.

El discurso gaitanista parte de consideración desde una visión global de clases sociales, hasta una noción de hombre y de ciudadano. Idea que hoy en día se vuelve de actualidad, como es la del Sujeto Político. El ciudadano del común frente a las instituciones democráticas, emerge como legitimador de las instituciones y del Estado. Ese individuo en tanto que ciudadano se convierte en Pueblo y en su condición de Pobre, adquiere un estatus fundamental de toda institucionalidad en dos sentidos. Primero en cuanto a su legitimidad de base, ya que lleva a Gaitán a proclamar que “el pueblo es superior a sus dirigentes”. El pueblo es soberano y por ende debe tener el poder o mejor todo por debe ser referenciado á él para proclamar su legitimidad. y el segundo en cuanto a que es su condición de pobreza las Instituciones y especialmente el Estado deben protegerlo y sacarlo de allí para redimirlo como ciudadano consciente de sus deberes y obligaciones y por tanto en situación de exigir y/o luchar porque un Estado social de derecho, donde reine el bienestar para todos.

La lucha contra La situación de pobreza es uno de los objetivos que tiene la política gaitanista, junto a la imperiosa lucha por la Libertad. Defensa y ampliación de las libertades tanto individuales como colectivas.

Gaitán proclama su lucha por una Democracia en la cual los hombres como pueblo participen en la política y las decisiones del Estado y sus entes respectivos.





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