La verdad que la muerte de Bergman, Antonioni, Muhe y Serrault me han cogido de sorpresa. Sobretodo que los dos primeros los reseño, en mis preferencia en este Blog, en la lista de mis directores de cine preferidos y los segundos aunque son actores fueron igualmente personajes que admiraba. Así pues que me veo obligado a decir por que los prefería y prefiero. Superado el desconcierto en que caí, buscaba encontrar el hilo conductor o el símbolo que oculta tales eventos. Además que como suele pasar, las reseñas periodísticas no superan la anécdota o se vuelven - como dicen en los medios -“refritos”. Es decir basados en tópicos y lugares comunes, que no permiten entender bien que está pasando.
La pregunta que me hago es la de saber que puede signicar que estas personas hayan muerto tan seguido y la segunda es el sentimiento que queda en uno frente a estas desapariciones.
Quizás lo que hay de fondo es que empieza a desparecer una generación de creadores, que sentaron las bases del cine moderno y contemporáneo. De alguna manera se podría pensar que lo que tenían que decir lo dijeron y además lo dijeron desde una mirada muy alta y muy profunda. Por eso sus muertes fueron un acontecimiento cultural, en primer lugar en sus países y enseguida en el mundo entero.
Muy ilustrativo que Bergman, no fue profeta en su tierra sino al final y además con su muerte la significación que este tiene a nivel de las artes en el mundo, lo vuelve un ícono de la cultura sueca. En cuanto a Antonioni, si bien su obra no fue tan prolija como Bergman sin embargo marcó varias generaciones y dejo su impronta en la historia del cine
En cuanto a los actores, reseñábamos la actuación de Ulrich Mühe, como el policía que interviene en la película “La vida de los otros”. Este gran actor falleció el 22 de julio de un cáncer en el estómago. Su actuación en la película fue clave para que ganara el oscar a la mejor película extranjera. Aunque no era muy conocido mundialmente sino en esta película Muhe lo era en Alemania donde también trabajo en teatro. En cuanto a mi, fuera de esta película no es mucho lo que puedo decir de él sino reseñar su muerte y lamentarla, ya que murió de 54 años y en este sentido, debo contradecirme con lo que escribí arriba, porque el fue, de los cuatro reseñados el único que no pudo decir todo lo que tenia por decir.
El segundo actor que falleció fue Michel Serrault, de quien todo el mundo lo recuerda por sus múltiples actuaciones, especialmente en la magistral “Jaula de las locas” al lado del genial Hugo Tognazzi. La filmografía de Serrault fue muy extensa y además de la mencionada se recuerda también su actuación en Melisa, la historia de la pintora francesa. Serrault tuvo un reconocimiento internacional con “La jaula de las locas”, premiada igualmente por la academia norteamericana. Aunque los gringos hicieron una réplica de esa película en los últimos años con Robin William, sin embargo no le llega ni a los pies. Y a pesar de que Robin William es un buen actor, a veces muy esquemático, nunca llega a opacar a Serrault. Y es que este actor francés era un verdadero “monstruo” de la actuación. Si bien tuvo una formación académica en arte y teatro sin embargo tenía una enorme capacidad de transformarse en payaso, asesino, detective, burgués, y al final en abuelo. Producía quizás más de dos películas por año y era en Francia una institución. Sus películas llenaban salas y era un éxito total. Identificado con el pueblo francés supo interpretarlo a través de toda esa gama de personajes que interpretó. El diario “Le Monde” abrió una página de condolencias y hasta hoy siguen y siguen franceses y gentes del mundo -ahí estampamos nuestro adiós- escribiendo su recuerdo y despedida a este gran actor.
Nos queda el sentimiento paradójico de que de alguna manera estas muertes, son a la vez algo festivas, en la medida que para todo buen cineasta, podemos decir que se fueron las personas pero quedaron sus obras y esas obras nos llegan de alegría, de saber que con ellas se supera la muerte, se comprende la vida. Gloria eterna a Bergman, Antonioni, Muhe y Serrault. Que viva el cine y que siga la música!
Por ahora un respiro y un minuto de silencio para que después, meditemos sobre las obras de Bergman y Antonioni que es lo que nos queda.
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